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¡Contra revolución No!, ¡Papelazo!

A medida que se acerca la visita del Papa Benedicto XVI a Cuba la contra revolución interna demuestra su involución de pensamiento. Mientras que en el país las iglesias y el gobierno buscan la concordia, unos pocos se esmeran en opacarla y asaltan las casas de Dios.

Enojados deben estar los feligreses de la Basílica Menor de Nuestra Señora de la Caridad, en La Habana, y los de otros templos de la isla que vieron sus recintos violentados, hecho insólito en una nación donde la religiosidad tiene ondas raíces y hasta los más incrédulos saben respetar.

Y es que miles de personas, creyentes o no, esperan con orgullo la llegada del Papa; pocas naciones tienen la honra de recibir al jefe de Estado del Vaticano y por segunda vez Cuba gozará de este privilegio (ya del 21 al 25 de enero de 1998 nos visitó Juan Pablo II).

Los máximos representantes de la iglesia dejaron muy clara su posición al respecto en los medios de prensa: sus templos son para rezar, no para intentar hacer política y nadie puede adjudicarse el derecho a enturbiar la visita del Santo Padre a Cuba.

El Papa Juan Pablo II exhortó a los alrededor de 100.000 cubanos congregados en un campo deportivo de Santa Clara a ’’abrir el corazón al espíritu del amor, la reconciliación, la paz y la esperanza’’, en la mañana del día 22 de enero de 1998.

En Villa Clara, provincia donde se encuentra hasta un monumento a Juan Pablo II, la contra revolución también intentó hacer lo suyo en las iglesias pero algunos de sus miembros aún respetan o temen a Dios.

La desbandada aquí no es tan grande porque, a fin de cuentas, no son tantos como quisieran algunos señores y señoras de Miami, pero las muestras de desunión se evidencian y sus líderes pierden el poco prestigio y credibilidad que ostentan ante sus pequeñas huestes. ¿Qué les queda? Pues reunir cuatro gatos por aquí, cuatro gatos por allá, olvidar sus históricas peleas callejeras por el mayor “pezdollar” y tratar de inventar un cohesionada y fortalecida ”Oposición Interna” que solo persigue seguir haciendo “bulto” o “bultito” y empañar la visita papal…

¿Obtendrán resultados de tantos esfuerzos?, la respuesta la da Guillermo Fariñas Hernández, a quien parece que sus perretas ayunativas le han provocado daños irreversibles en El Coco, y en nombre de Cuba habla a su Santidad, en una carta risible lo invita a desistir de su viaje si desoye sus peticiones y se burla así de lo más grande con lo más chiquito, ni siquiera sus compañeros de “profundas vigilias”, “marchas imaginarias” y “represiones fantásticas”, lo escuchan.Con increíble prepotencia e irrespeto a la institucionalidad religiosa, el contra revolucionario villaclareño Guillermo Fariñas Hernández, conocido por El Coco, envía una carta a Benedicto XVI para, “en nombre de la Nación Cubana”, solicitar la postergación de su viaje si no cumplía con sus exigencias y caprichos mercenarios.

¿Le entra o se le sale el agua al Coco?, eso no es contra revolución, eso es un PAPELAZO.

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