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Asesinan a un hombre y humillan a un pueblo

Asesinan a un hombre y humillan a un pueblo

La muerte de Muammar al Gaddafi es una realidad, o debiera decir el asesinato del líder libio. De dictador lo califican, mas si tantas personas de la nación norafricana lo apoyaban, tanta gente de pueblo, no puede haber sido tan mala su gestión, o al menos no para merecer una muerte tan brutal.

Tras meses de bombardeos a manos de la OTAN y miles de ataques del autodenominado Consejo Nacional de Transición de Libia (CNT), ¿qué le espera a ese pueblo destruido en cuerpo y alma? Ya Estados Unidos da un adelanto: tras la “liberación”, ellos serán los reyes magos que reconstruyan al país pero ¿a cambio de qué?

La historia de buenos samaritanos es increíble ya hasta para los más tontos. A Libia le esperan años de miseria, de llorar a sus muertos y sus ciudades destruidas, le espera ver como su petróleo se evapora sin ganancias y si el CNT en verdad pretende construir un futuro “sólido y democrático”, la decepción por la actitud de sus aliados no demorará en llegar.

Más que la muerte de un hombre, el asesinato de Gaddafi simboliza la vejación a un pueblo inocente, el robo descarado de la dignidad y el apoyo a las facciones más violentas de un país.

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